Foto: El Mundo
Los profesionales fuimos los primeros en dar la voz de alarma. Una fusión de dos de los grandes hospitales de Sevilla no traería más que recortes en prestaciones y servicios. Con el paso del tiempo y el desarrollo de los primeros pasos en esta fusión se ha comprobado. Valga como ejemplo la unidad de neurocirugía del Macarena, que se está desmantelando porque este servicio ya existe en el Virgen del Rocío. Se confirmaban los presagios. Los servicios sanitarios se recortaban, profesionales y pacientes sufrirían las consecuencias.
Sin normativa y sin explicación, el proceso sigue adelante. Durante la Semana Santa se publica en el BOJA la fusión de las directivas. Y en esta semana hemos asistido a otro capítulo en esta historia de recortes con la falsa, mala y explotada excusa del ahorro. El director gerente de ambos hospitales, Francisco Torrubia se ha reunido con asociaciones de pacientes para intentar explicarles las ventajas que la fusión iba a traer. Pero no fueron más que buenas palabras y buenas intenciones que, como era de esperar, no tuvieron credibilidad alguna en los pacientes. Como “tomadura de pelo y pérdida de tiempo” lo calificaba Agueda Alonso, presidente de la asociación sevillana de esclerosis múltiple. “No es más que otra promesa que no creemos porque ya llevamos demasiado tiempo esperando” aseguraba Carmen Ruiz, representante de la asociación sevillana de ictus.
El SAS pretende encontrar apoyo que legitime el proceso. Pero no lo consigue, ni lo va a conseguir. Porque no va a convencer a nadie que la fusión hospitalaria no es más que un brutal recorte en servicios sanitarios y que afecta negativamente a pacientes y a profesionales. Y todo ello con la excusa del ahorro, un ahorro que ni siquiera puede demostrar.