Carta de un médico desesperado

“Soy médico de familia, tengo 56 años y mucho miedo. No quiero aburrirlos con otro caso más de agresión a un médico, eso ya no es noticia. Durante mi vida profesional he sufrido tantas vejaciones, insultos, humillaciones y amenazas que mis otras vidas, la vida familiar, la vida social, incluso la vida interior, se han visto poco a poco erosionadas de tal manera que ya casi no me reconozco. Vivir con miedo, con un miedo cotidiano y constante, te hace sentir una merma tan grande en tu amor propio, un deslizamiento hacia la nada en tu autoestima y una incomprensión tan progresiva hacia el género humano, que me he ido convirtiendo en un ser escéptico y definitivamente desesperanzado. Considero que lo ocurrido hace unos días en mi centro de salud, donde dos individuos creyeron oportuno reventar a patadas la puerta de mi consulta para provocar una situación límite de violencia, donde fui zarandeado e insultado, y donde salvé el pellejo gracias a la intervención del guardia de seguridad, considero, decía, que esos incompresibles hechos ya han colmado mi paciencia. Soy médico, no soy policía ni bombero, no tendría que enfrentarme a ningún peligro físico en mi horario laboral. ¿En qué falla el sistema? ¿Por qué un ciudadano se siente con derecho a focalizar su violencia con la persona que está ahí precisamente para que su vida sea algo mejor? No sé qué será de mi vida a partir de ahora, pero a veces hay que decir ¡basta!”

 

 

Bajo el título de “…Y volvió a suceder” un médico de 56 años relataba su situación desesperanzada en una carta al director en el periódico local ABC de Sevilla el pasado martes 14. Aunque son muchas las ocasiones en las que contamos agresiones, es aún más conmovedora cuando esta historia está escrita por la propia víctima. Este es el relato desesperado de un médico del centro de salud de la Plata, en el barrio del Cerro del Águila. La agresión como en otros casos se dio porque el paciente no recibió el tratamiento que exigía, en este caso reclamaba una radiografía, a lo que el profesional respondió que no podía hacerlo puesto que no había este servicio en horario de tarde, cuando ocurrió la situación. El paciente abandonó sin mediar palabra la consulta, y unas horas después acudieron dos familiares, que insultaron, amenazaron y agredieron al profesional, provocándole contusiones múltiples en hombros, espalda y brazos. Una agresión que no hace más que sumarse a la ya larga lista de las sufridas por este médico, que cómo deja constancia en su carta, crea unas enormes secuelas psíquicas que lo han obligado a darse de baja.

 

La exigencia de un tratamiento específico por parte de los pacientes es un denominador común en la mayoría de los casos de agresiones. Concretamente, aún más lo son las demandas de psicotrópicos o metadona. En este centro de salud son varios los casos que se han producido en las últimas semanas. Y es que, las crisis económica también afecta en las incidencias por agresión. Se han reducido considerablemente las horas en las que un guardia de seguridad vigila el centro de salud. En el caso que nos ocupa, el vigilante de seguridad tiene un horario de 8.00 a 11.00 y de 17.00 a 20.00. Afortunadamente estaba en el centro cuando ocurrió la agresión, pero son muchas las horas en las que no está, y eso lo saben los agresores, que juegan con el horario para acudir al centro en ausencia del vigilante. Esta situación, se repite en muchos centros de salud de Sevilla. Además, son ahora los compañeros del profesional agredido los que tienen que hacerse cargo de los pacientes de éste, puesto que la administración no cubre esta baja con otro médico, por lo que estos casos afectan a todo el personal médico del centro de salud.

Desde el Sindicato Médico exigimos la presencia de vigilantes de seguridad permanentemente en centros de salud con situaciones conflictivas a fin de acabar con esta lamentable situación. Igualmente, pedimos a los distritos sanitarios que actúen con la máxima diligencia posible, puesto que estas situaciones no hacen más que afectar negativamente al servicio de salud público, además de al estado de salud de los profesionales.

 

 

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