Comunicado del Comité Ejecutivo del SMA: El pago del CRP, otro atraco impune

Nuevas caras, viejos hachazos. El pago del CRP, otro atraco impune

 Desde que en 2012 nuestra Junta de Andalucía publicara el decreto de reequilibrio económico, los trabajadores de la Sanidad Pública hemos venido padeciendo un desequilibrio constante en nuestra capacidad económica. Es posible que no entendiéramos bien aquel decreto, que lo que realmente escondía el término “reequilibrio” era la intención de mantener estructuras paralelas, dietas innecesarias, políticos mediocres que cambian de consejería para reeditar desaguisados, innumerables casos de corrupción y sobre todo una gestión absolutamente al margen de los ciudadanos y trabajadores.
Ya aquel año, nuestra Gerencia del SAS tuvo el “detalle” de no pagar los remanentes del CRP (cuestión absolutamente al margen de la normativa) y dejar a cientos de profesionales sin un dinero con el que contaban y que habían ganado gracias a sus esfuerzos. Como es lógico no dieron ninguna explicación ni ofrecieron ninguna disculpa.

El año pasado nos sorprendieron con una nueva medida que una vez más recaía sobre las espaldas de los trabajadores del SAS: el CRP se pagaría en tres cómodos plazos de Abril a Julio (vamos, que nos colocaron al nivel de una lavadora que se compra a 30,60 y 90) y que quienes una vez más contaran con el pago correspondiente a sus esfuerzos para hacer frente a pagos, préstamos, etc. tendrían que hacerles frente con sus ahorros o pagando intereses a la banca (banca por cierto que se reequilibra con miles de millones de euros que el gobierno les regala de nuestro bolsillo).

Este año teníamos alguna esperanza de que se normalizara la situación. Tenemos Consejera nueva, nuevo Gerente del SAS, nueva Directora de Profesionales y nuevas declaraciones de intenciones. Llegamos a pensar que quizás los nuevos aires traerían políticas nuevas, menos ensañamiento con este colectivo, más política de personal encaminada a poner en valor el factor humano, un poco de respiro entre tanto pisotón en el cuello; pero no ha sido así. Nada más lejos de la realidad, otro año más intentan arreglar sus números, maquillar su mala gestión, ocultar su ineficacia a costa de nuestros maltrechos bolsillos. En esta ocasión ya rozan lo indecente, fraccionan el pago en dos entregas, la primera a final de julio y la segunda a final de octubre.

Y les da igual. Les importa bien poco las repercusiones que en las economías familiares pueda tener una medida así. Argumentan que no les ha dado tiempo de tener la evaluación terminada a tiempo de pagar. Y yo me pregunto ¿Admitirían que un trabajador argumentara que no le ha dado tiempo a cumplir sus objetivos? Seguramente no. La ley de embudo (que es la única que respetan) no les permite admitir los mismos argumentos que ellos arguyen.
Y lo peor de todo es que se quedan tan panchos. Y hasta es posible que duerman tranquilos. El único consuelo que nos queda es que sea cierto eso de que la vida acaba poniendo a cada uno en su sitio. Porque si es cierto, yo no quisiera estar en su pellejo.

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