Ya han pasado 4 años. Ya hay elecciones sindicales de nuevo. Para diciembre. El primer paso se dio el 20 de octubre con la constitución de las Mesas Coordinadoras. Y cuando parecía que el cupo de sorpresas estaba saturado, el mundo se pone del revés.
Los sindicatos CSI-F, UGT y CC.OO. se reúnen y llegan al acuerdo de ¡REDUCIR LAS MESAS ELECTORALES EN MAS DE UN 40 %! respecto a las que había en las elecciones de 2010. Si, si, las mesas a las que los trabajadores acuden a depositar su voto. Que si, que sí, que estos sindicatos dicen que no hace falta facilitar el voto a los trabajadores. No importa que les demostremos que los desplazamientos son de 70 km; por ejemplo en el caso de los trabajadores de Guadalcanal que, para ejercer su derecho al voto deben desplazarse más de 70 km hasta Lora del Río ó los del Real de la Jara hasta Guillena. Con el consiguiente gasto de tiempo, dinero y el aumento de los riesgos inherentes a cualquier desplazamiento por carretera. Además de dejar a los pacientes sin atender.
Y la administración encantada con el tema. Colaborando como portavoz y asesor. Qué casualidad.
Todas las presiones las están ejerciendo sobre las Mesas Coordinadoras de cada Área de Gestión Sanitaria (AGS), Hospital ó Distrito Sanitario, que son las que deben decidir sobre el número y ubicación de las urnas para la votación. Estas Mesas están formadas por tres trabajadores, un Presidente (el de más servicios prestados), un Secretario (el más joven de edad) y un Vocal (el de mayor edad)
Y nos han cogido por sorpresa. ¿Cómo imaginar que un sindicato actúe en contra de sus propios principios, dificultando la participación de los trabajadores, sin otra razón aparente que la de dañar a los sindicatos no subvencionados generosamente por la Comunidad? ¿Cómo imaginar que no existan límites morales ni éticos como para intentar perjudicar a otras organizaciones aún a costa de los intereses de los trabajadores a los que supuestamente defienden? Está claro, en esto siempre nos cogerán por sorpresa.
En una Sociedad Democrática los trabajadores solo pueden esperar de sus representantes sindicales que les defiendan, que les apoyen, que les protejan y les representen ante su empresa. Y exigen las máximas facilidades para elegirles o castigarles en las urnas electorales con arreglo a lo sucedido en los 4 años siguientes a las últimas elecciones. Todo lo demás es hacer trampa.
El acuerdo fue firmado el 15 de octubre pasado. Ninguna cuestión de última hora. El triunvirato formado por CSI-F, UGT y CC.OO., mantenidos con millonarias subvenciones públicas procedentes del bolsillo de todos, incluidos los nuestros, se reúnen secretamente para firmar un acuerdo electoral que deja fuera a los sindicatos que son mayoría entre los trabajadores sanitarios andaluces, el Sindicato de Médicos (SMA), el Sindicato de Enfermería (SATSE) y el Sindicato de Auxiliares de Enfermería (USAE), todos sostenidos por las cuotas de sus afiliados.
Aún quedan unos días para definir la situación y esperamos que reine la cordura por el bien de los miles de trabajadores afectados y, sobre todo, de las propias organizaciones sindicales. A estas alturas ya deberíamos saber las consecuencias que los actos pueden tener no solo en el presente sino, particular y especialmente, en el futuro. No todo vale