“El agradecimiento es la memoria del corazón”
Lao Tse
Hay momentos en la vida en los que una sonrisa, una palabra cálida o una mirada limpia y sincera tienen más valor que cualquier tesoro del mundo. En nuestro caso no se ha tratado de un momento puntual, sino de un tortuoso camino que ha durado casi siete años, y en el que hemos aprendido por la vía más complicada. Afortunadamente (si es que se puede decir en nuestras circunstancias) a lo largo de esta travesía en el desierto nos hemos encontrado con profesionales para los que su trabajo va más allá de la “simple” profesionalidad y se ha convertido en una actitud ante la vida digna del más sincero elogio.
Han sido muchos profesionales de gran talla humana los que han pasado por nuestras vidas a lo largo de estos años. Es por ello que es imposible agradecer a todos, uno por uno, su inestimable labor. Aunque a todos los tengamos muy presentes.
Muy presentes tenemos a la doctora María José Zarco y a todo el equipo que tan duro trabajaron en aquellos primeros momentos, hace ya siete largos años. Muy presentes tenemos a las doctoras María Isabel Tirado y Mª Ángeles González Castro, por su cercanía y calidez en unos momentos especialmente duros. Muy presente tenemos al doctor Barranco, por su sencillez y afecto en momentos en que la esperanza estaba por desaparecer.
Y por último, muy presentes tenemos a la doctora Auxiliadora Fernández López y todo su equipo, especialmente a Salvador. Porque, a pesar de lo ingrato de su trabajo, no han faltado un solo día de nuestro lado en estos últimos meses, traspasando la frontera entre lo profesional y lo personal, haciendo así mucho más llevadera (si tal cosa es posible) la transición entre la vida y la muerte.
Nunca podremos devolveros todo lo que nos habéis dado. Lo mínimo que podemos hacer a cambio es deciros: “gracias, gracias y mil veces gracias”.
Familiares del doctor Miguel Ángel García Pedrosa