El Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Virgen del Rocío al borde de la huelga

Desde hace meses, el Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Infantil Virgen del Rocío vive una situación insostenible. El conflicto tiene su origen en la designación como Director de la Unidad de Gestión del Dr. Francisco Javier Bueno Recio, que tomó posesión de su cargo en septiembre de 2015. Desde el primer momento, el Dr. Bueno ha mostrado una absoluta falta de consideración hacia los miembros de su  servicio y lo gestiona de forma despótica y arbitraria. El equipo directivo del hospital, liderado por el Director Gerente, el Dr.  Manuel Romero, ha sido informado por los miembros del servicio de esta situación, sin, hasta el día de hoy, hacer nada por resolverla. Al ignorar las graves denuncias que estos facultativos les han comunicado, y permitir que el funcionamiento del servicio se siga deteriorando, estos directivos están asumiendo una grave responsabilidad.

Desde el Sindicato Médico no pretendemos negar la potestad del Director para organizar su Unidad. Sin embargo, sí nos oponemos firmemente a que se impongan cambios injustificados y discriminatorios y a la negativa sistemática a ofrecer explicaciones a los profesionales de las decisiones adoptadas. Los médicos tenemos derecho a que los cambios que nos afectan laboral y profesionalmente, y que repercuten en la calidad de la asistencia que prestamos a nuestros pacientes, sean debidamente justificados.

La situación actual es intolerable y gravemente dañina para profesionales y pacientes. Y como suele ocurrir en este SAS, el Director de Unidad mantiene su nefasta actitud a pesar de las continuas quejas y demandas. Y lo peor de todo, lo hace con el conocimiento y beneplácito del Director Gerente (Dr. Romero) que desde su llegada se ha caracterizado por su actitud despótica, prepotente y alejada de los intereses de profesionales y ciudadanos en general. 

Pero como los hechos hablan por sí solos, pasemos a detallarlos:

En el mes de mayo, los cirujanos pediátricos comunicaron por escrito al Director Gerente, Dr.  Manuel Romero, la situación crítica en la que se encontraba su servicio. Dicho comunicado también fue leído en la Junta Facultativa, órgano de representación de los médicos ante el equipo directivo. Al no obtener respuesta y mantenerse el conflicto, todos los miembros del servicio mantuvieron una reunión el pasado 8 de Septiembre donde se volvió a informar al Director Gerente, Subgerente y Subdirector Médico del Hospital Materno-Infantil del empeoramiento de las relaciones con el Director de la Unidad de Gestión Clínica, comprometiéndose la Dirección a dar una respuesta inmediata. Diez días más tarde, siguen sin noticias. Al respecto, resulta revelador que el Director Gerente exigiera como condición para reunirse con los cirujanos pediátricos que el Sindicato Médico no estuviese presente, lo que constituye una intolerable obstrucción a la acción sindical.

Tanto en su escrito de mayo, como en la reunión mantenida con la Dirección Médica, todos los miembros del Servicio de Cirugía Pediátrica denuncian ser objeto de una “desconsideración absoluta”. Afirman que el Dr. Bueno muestra un “profundo desprecio hacia el prestigio del servicio” y “al trabajo realizado por los profesionales del mismo hasta su incorporación”.

No obstante, con ser extraordinariamente graves, no son estas las denuncias más preocupantes que  los médicos del Servicio de Cirugía Pediátrica han hecho llegar a D. Manuel Romero. Según consta en su escrito, el Dr. Bueno ha revisado personalmente a los pacientes incluidos en lista de espera con el único fin de sacarlos de la misma, pero “sin dejar constancia escrita de este hecho en la historia clínica del paciente”. El Director de Unidad consigue así reducir el número de pacientes en lista de espera, pero para ello contraviene el criterio de otro profesional sin su conocimiento y consentimiento y además sin dejar constancia formal de la decisión médica adoptada. En muchas ocasiones, los médicos responsables de la primera indicación solo llegan a saber del cambio realizado cuando los familiares les preguntan sobre su situación en la lista de espera, por no haber recibido ninguna información al respecto.

Resulta manifiesta la extraordinaria gravedad que revisten estos actos, tanto desde el punto de vista médico como administrativo. No obstante, pese a conocerlos, el Director Gerente, D. Manuel Romero, no ha adoptado a fecha de hoy ninguna medida al respecto. En este mismo ámbito, los médicos denuncian que el Dr. Bueno, en la planificación de los quirófanos, “antepone en muchas ocasiones la patología CMA [Cirugía Mayor Ambulatoria] a la patología mayor”, que en este centro es especialmente numerosa por ser el servicio de cirugía pediátrica de referencia en Andalucía para muchos procesos complejos. Por supuesto,  la primacía de  los criterios administrativos sobre los médicos en la asignación de los quirófanos no solo es incompatible con una asistencia sanitaria de calidad, sino contraria a la más elemental ética médica.

El Dr. Bueno, según consta en el documento oficial que los médicos han hecho llegar al Gerente, ha implantado un modelo organizativo anárquico y discriminatorio. El número de guardias y de jornadas de tarde que realiza cada profesional es desigual, lo que implica que sus cargas de trabajo y sus retribuciones son dispares. Pero el Dr. Bueno no les ha comunicado cuál es el criterio utilizado en la asignación de su actividad, ni justifica las diferencias de ningún modo. En el plano organizativo, los médicos denuncian que desde la llegada del Dr. Bueno a la Dirección de la Unidad de Gestión han aumentado el número de suspensiones en los quirófanos programados y el de “prolongaciones innecesarias”, con la consiguiente “crispación del personal que trabaja en el bloque quirúrgico”. Por supuesto, toda esta situación está repercutiendo de forma muy negativa en la calidad de la docencia que reciben los Especialista Internos Residentes (EIR) del Servicio.

El pasado 8 de septiembre, el Dr. Bueno, incapaz de resolver a través del diálogo el conflicto que él mismo ha provocado, llegó a amenazar a los eventuales del servicio con despedirlos y a los propietarios con expedientarlos, algo para lo que carece de competencias.  Con este gesto intolerable, la situación se ha hecho insostenible. Ni el  servicio de cirugía pediátrica ni su representante legítimo, el Sindicato Médico, vamos a tolerar por más tiempo esta situación.

Esta estrategia disparatada y suicida, basada en el maltrato a los profesionales y el engaño a la población, de la que este conflicto es un caso más, ha sido sistemáticamente denunciada por el Sindicato Médico. En este caso, podría causar un daño irreparable al Servicio de Cirugía Pediátrica más importante de Andalucía. El Dr. Romero tiene ahora en sus manos la solución de este grave conflicto. Si no actúa, será responsable de su agravamiento.

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