El indudable protagonismo de la ciudadanía así como el incontestable e irrenunciable apoyo de los profesionales de la salud a las mismas pudo evidenciarse, de nuevo, en las movilizaciones del pasado domingo 27 de noviembre en Granada, Huelva y Málaga.
Y D. Aquilino Alonso, Consejero de Salud de la Junta de Andalucía, erre que erre. El resto de partidos políticos que apoyan, en mayor o menor medida, las movilizaciones ciudadanas, han sido su excusa perfecta para, a su manera, unir el rechazo ciudadano a la “politización” de la movilización, particularmente en Málaga.
No reconoce errores graves pero sabe ser el primero en intentar distraer la atención hacia los demás. Los demás, siempre los demás. Pero esta Administración Sanitaria Andaluza, porque así lo quiere la Junta de Andalucía, de quien depende, no reconoce el enorme déficit de financiación que padecemos y estamos en los peores puestos respecto a indicadores de recursos como accesibilidad, gasto por habitantes, camas por habitantes, etc. El presupuesto no llega y las políticas no cuentan ni con profesionales ni con ciudadanos. Se puede engañar a todo el mundo algunas veces, a algunos muchas veces, pero llega un momento en que ya no se puede engañar a nadie. Llegado es el momento en que la realidad se está imponiendo en la percepción y opinión de la ciudadanía, que sabe diferenciar muy bien politiqueo de realidad molesta, para la resolución de las necesidades en salud.
La brutal falta de diálogo y negociación sincera y con ánimo de participación y búsqueda de soluciones válidas y viables para todas las partes, teniendo siempre presente que la Administración debe velar por los intereses de los ciudadanos, no parece tener cabida en la Consejería de Sanidad de la Junta de Andalucía.
Hace muy poco solo estaba en la calle Granada. Con la misma intensidad aparecen Huelva y Málaga, pues los intereses son idénticos. Nos hemos manifestado y lo seguimos haciendo como si de nosotros mismos se tratara, que se tratará si las cosas siguen por estos derroteros. En Sevilla tenemos cada vez más problemas tanto en la atención ciudadana de calidad aceptable como en la prestación de servicios en condiciones dignas y asumibles por los profesionales. De mantenerse la situación ciudadanos y profesionales no tardaremos mucho en echarnos a la calle. Si no la privatizan antes.