En mi carta del día 12 de enero explicaba que los profesionales debíamos sumarnos a los ciudadanos cuando al fin deciden manifestarse por una sanidad digna pues, cuando lo hacemos solo los profesionales, solemos echar en falta ese acompañamiento que le diga a nuestros gobernantes que la mejor sanidad que pedimos no es solo para nosotros, sino que es para toda la sociedad.
Tras la Marea Blanca del 15 de enero, han sido varios grupos los que se han acercado a pescar en rio revuelto. Asociaciones y/o partidos políticos que hasta la fecha no se habían destacado por su defensa de la sanidad, entran en el juego y quieren aprovechar el impulso ciudadano para remontar el vuelo.
Nada más acabar la manifestación, ya se estaba programando (o ya venía programada) otra para el 28-F. Pero ya no sería solo por una sanidad mejor sino por otras muchas cosas << poyaque salimos, pedimos>> y unos tenían pensado pedir el desmantelamiento de la “administración paralela” (no sé si ahí entran los Chares), otros por una educación pública (ahí sí que van contra la concertada), otros contra el impuesto de sucesiones y otros por una sanidad pública digna.
Sin querer quitar a nadie el derecho a reivindicar lo que más le convenga, entenderán que formar parte de una manifestación en la que se pide algo, implica estar de acuerdo con lo que se pide y esta marcha es tan heterogénea que muchos de sus participantes estarán reivindicando cosas con las que no comulgan.
El Sindicato Médico no va a pedir a sus afiliados y simpatizantes que acudan. Cada cual que haga lo que le apetezca (faltaría más) a título individual, que para eso vivimos en un estado democrático.