Ayer, a las 12 de la mañana, en Cañada Rosal, un pueblecito de unos 3.000 habitantes en la zona de la campiña ecijana, a unos 80 kilómetros de Sevilla, tranquilo, emprendedor, pacífico y solidario, como tuvo ocasión de demostrar a sus dos médicos, particularmente a Araceli, que sufrió una agresión el pasado diciembre, nos concentramos para manifestar enérgicamente nuestra intolerancia absoluta contra las agresiones a los sanitarios.
Por eso quisimos estar allí con ella, y le dimos un ramo de flores que, con emoción, tomó y agradeció, a nosotros y, sobre todo, a sus paisanos, demostrando lo enorme de su corazón y de su profesionalidad. ¡Bravo! Araceli. Y también fue allí, lejos de la capital y “de los focos”, como una forma de recuerdo y apoyo a todos los compañeros de tantos y tantos pueblos y aldeas que trabajan por y con su gente día a día y que, en algunos casos, siempre demasiados para nosotros, han sufrido y sufren agresiones.
En algo más de 10 minutos los vecinos, más de 70, que nos arroparon, entre ellos su Alcalde y el Concejal de Sanidad, mostraron lo mucho que les importan sus sanitarios y su bienestar y la bonhomía que atesoran.
Deseamos que el año que viene la concentración contra las agresiones a sanitarios sea para celebrar que no se ha producido ni una.