El Gerente del hospital Virgen del Rocío, D. Manuel Romero, ha declarado, según publica la prensa hoy, que este verano no se van a cerrar camas en el hospital Virgen del Rocío porque las camas no se cierran, en todo caso se dejan sin ocupar. De todas las respuestas posibles a la pregunta por la disminución del número de camas de hospitalización disponibles en verano, nuestro gerente ha optado por una que rezuma ironía.
Manuel Romero tenía muchas opciones. Podía haber optado por negar simplemente que este verano en el Virgen del Rocío se vaya a producir cierre de camas. El SAS tiene experiencia en esto de la posverdad desde antes de que se le pusiera nombre. Podía haber atribuido la responsabilidad por el cierre de camas a los profesionales, desconsiderados que anteponen su derecho a las vacaciones a sus deberes cívicos y profesionales. También en esto hubiera contado con amplia experiencia. Por otra parte, el Gerente tenía también la opción de reconocer el cierre de camas, pero garantizando que no se dejará de prestar ningún servicio esencial ni se verá afectada la calidad de la asistencia. Esta hubiera sido la respuesta ortodoxa. Si no la usó, quizás sea porque la ortodoxia política ya ni siquiera convence a sus ministros. En fin, el Gerente podía haberse negado a responder alegando que el cierre de camas no era el objeto del evento, destinado a mostrar las excelencias del Sistema Sanitario Público Andaluz. En efecto, tampoco en este caso hubiese sido la primera vez.
Pero no. El Gerente optó por la ironía: “Señoras y señores (andaluces y andaluzas), este verano no vamos a cerrar camas porque las camas no se cierran”. ¡Qué ángel! Pero, ¿cómo nadie lo había visto antes? La ironía es la estrategia de comunicación que necesitaba el SAS. ¿Que la lista de espera crece? ¡Mejor! Más tiempo para disfrutar de la baja. ¿Reducciones de personal en los centros de salud en verano? ¡Pues claro! Como se va todo el mundo de vacaciones en la capital no hacen falta médicos. ¿Médicos quemados que se van a otras comunidades o al extranjero? ¡Buena señal! Los formamos tan bien que se los rifan fuera de su tierra. Las posibilidades son infinitas. Este hombre ha descubierto un filón.
Animamos al Gerente a que siga adelante con esta nueva estrategia de comunicación. Tal vez no sea perfecta, es verdad. Sin duda divertirá a sus adeptos, pero quizás ofenda a los profesionales y pacientes que tengan que soportar la sobrecarga provocada por el cierre de camas este verano. Los médicos quemados, los pacientes en lista de espera, quizás no entiendan que su problema quiera ser edulcorado con algo de fino humor. Pero, seamos claros: ¿Van a conseguir unos cuantos amargados que nos privemos de los delicados placeres que nos brinda el ingenio humano? Por nosotros, desde luego que no.