Ayer, domingo, 10 de diciembre de 2017, un médico del servicio de urgencias de Los Palacios sufrió una crisis hipertensiva y tuvo que dejar la guardia. La consecuencia, su compañero solo y sin dar abasto para 38.000 habitantes que cubre su zona. Pero tranquilo, que allí estaba su Distrito para resolver el problema. Como en San Hilario (Dos Hermanas) hay 3 médicos, quitamos uno de allí y lo ponemos en Los Palacios. Dejan en Dos Hermanas dos médicos para una población de 132.000 personas, 3,5 veces más que en Los Palacios y asunto resuelto. Digamos que resuelto para Los Palacios pero en Dos Hermanas, a los dos médicos que quedaron no les llegaba la sangre a la cabeza. Imaginaos la guardia. Recientemente en Alcalá, el pasado día 7, también ocurrió algo por el estilo.
La excusa del Distrito es perfecta, como no hay médicos, esto es lo que hay, sin querer asumir la irresponsabilidad de todas las administraciones en la situación de carestía actual y que estas soluciones solo abundan en la quemazón y hartazgo de los profesionales. Iremos cayendo como chinches porque los “mecanismos de seguridad” para que ello no ocurra hace mucho que saltaron por los aires. Tanto que la desbandada general de los pocos efectivos que pudieran estar disponibles es manifiesta y no están dispuestos a cubrir las miserias que tienen la desvergüenza de ofertarles. Y a los que estamos en el sistema tampoco. Apenas 17 € la hora, a destajo, por reventar no son tolerables.
Y la situación en la gran mayoría de puestos de guardia no es mejor. Horas y horas viendo pacientes y más pacientes sin parar.
Hay más y directamente en relación con las consecuencias que esto puede acarrear a los pacientes. El sábado 9 de diciembre, a las doce de la noche a una de las unidades móviles del DCCU de Sevilla se les pasó un aviso urgente de las 14,09 horas, ¡con 10 horas de demora! Las urgencias de Sevilla cada vez tienen menos medios y más trabajo y no hay reemplazo para los que están. La solución hasta ahora no parece pasar más que por disminuir los tiempos para comer de los profesionales de guardia, ¿os parece una respuesta adecuada a trabajadores cada vez más presionados, sobrecargados y cansados?
Y aún no es Navidad.