El plan de vacaciones del SAS para el verano de 2018 hace aguas, por desgracia como en años anteriores. Sus detalles han confirmado nuestros peores presagios. Este verano, en Atención Primaria en la provincia de Sevilla, se ha producido un cierre generalizado de centros por la tarde; se ha reducido la plantilla efectiva de los centros al 40-50%, con reducciones aún mayores en días clave; los programas de salud han sido anulados; ha habido cambios continuos en las agendas de trabajo; los médicos se han visto gravemente sobrecargados, con aumento del número de pacientes por consulta y del número de guardias, que en algunos casos llegan a ser de 15 al mes. Incluso, en ocasiones, la jornada laboral ha llegado a ser de 89 horas de trabajo a la semana. Todo esto hace imposible la conciliación de la vida laboral y familiar, y afecta gravemente a la salud de los trabajadores y de los pacientes.
Faltan profesionales y cada año es peor, pues a pesar de las promesas de sustituciones efectuadas por la Consejera de Salud, Marina Álvarez, los profesionales no están dispuestos a trabajar en Andalucía. La razón se encuentra en una pésima gestión del personal, con nombramientos precarios y cicatería en los incentivos. Ello explica que el número de contratos aceptados por los médicos haya sido muy inferior a los ofertados por la Administración y sólo cubran en realidad las jubilaciones y bajas por enfermedad, y en un porcentaje mínimo las ausencias por vacaciones.
La falta de profesionales es tal que la Administración se ha visto forzada a hacer que los residentes pasen consulta sin supervisión y, lo que es peor, a contratar licenciados en Medicina sin la especialidad de Medicina de Familia para cubrir estas ausencias. Esto supone la vulneración de la Directiva Europea 86/457, que establece que ningún médico puede ejercer sin tener una especialidad vía MIR o la correspondiente homologación.
La Administración ha intentado aliviar esta situación desastrosa con diversos parches, como reducir las citas a 10 pacientes al día y derivar al resto de pacientes a un cribaje llevado a cabo por enfermería para ser atendidos de urgencias, desplazar a los médicos a una localidad diferente de aquella en la que tienen su cupo, disminuir el tiempo de atención a los pacientes, etc. Pero en todos los casos los damnificados por las medidas adoptadas son los médicos que permanecen en sus puestos de trabajo, condenados a vivir con la incertidumbre de “qué me encontraré mañana”, y los pacientes, que ven gravemente disminuida su accesibilidad a los servicios sanitarios y que, en la mayoría de los casos, deben ser atendidos en los servicios de urgencias por no existir citas para su médico de referencia.
Desde el Sindicato Médico, exigimos al SAS que aborde este problema con medidas estructurales, comenzando por aplicar las que tiene diseñadas para estas situaciones. Nos referimos en concreto al pacto de retribuciones, en lo referente a las acumulaciones de cupo que, aunque se producen de forma masiva, no se abonan nunca. Asimismo, le exigimos que aplique el nuevo complemento que retribuye el “especial rendimiento, interés o iniciativa” de los profesionales de Atención Primaria para mejorar la accesibilidad. Este complemento está siendo aplicado con cuentagotas, a pesar de la grave reducción de la accesibilidad de los usuarios al sistema que se vuelve a producir cada verano. En cualquier caso, es necesario que la Administración escuche a los profesionales y sus representantes legítimos, para encontrar medidas consensuadas y realistas. Ya no vale el “aquí no pasa nada”, cuando Atención Primaria se muere.