Los médicos de Sevilla continuamos sufriendo agresiones como quien sufre una enfermedad crónica. En esta ocasión le ha tocado a una compañera del centro penitenciario Sevilla I, la cual fue atacada por un interno, al que pasaba consulta, valiéndose de la tapa de una lata de refresco para intentar seccionarle el cuello. Si no llega a ser por la intervención de varios funcionarios de prisión que escucharon los gritos de auxilio de la facultativa, el resultado, a buen seguro, hubiera sido realmente terrible.
Y es que, pese a tratarse de entorno laboral especialmente proclive a actos violentos, los profesionales sanitarios como esta compañera que desempeñan su función en los centros penitenciarios no cuentan con ningún medio de defensa en caso de ataque por parte de un recluso.
Esta una nueva muestra de lo que nuestra profesión sufre cada día, y no importa si hablamos de centros de salud, hospitales públicos o centros no adscritos al SAS. La lacra se extiende como una enfermedad imparable y las soluciones se hacen esperar. Este hecho violento pudo haber acabado en una verdadera tragedia. No nos cansaremos nunca de exigir a la Administración medios y medidas reales, tangibles y efectivos para prevenir y asegurar que estos sucesos no solo no continúen incrementándose en Sevilla y Andalucía, sino en erradicarlos de una vez por todas.
Porque no queremos trabajar en una profesión de riesgo: queremos salvar vidas. Nuestra total solidaridad y apoyo a la víctima.
Fuente: Diario de Sevilla