Los jóvenes médicos y facultativos que se han presentado este pasado sábado al MIR se han enfrentado a un examen arbitrario y con erratas en la plantilla de respuestas. El sentimiento general era de indignación. Miles de compañeros se lo han jugado todo en cinco horas. Llevan meses o años preparándose. El sacrificio vale la pena y no tienen miedo a la competencia. Se merecen un respeto.
Los errores en la plantilla de respuestas ponen en cuestión la validez del examen, algo que sume a los opositores en la incertidumbre. No sabemos cómo resolverá la Comisión calificadora las anomalías que se han dado en la numeración de algunas respuestas, pero es indignante que la preparación de una prueba de esta trascendencia carezca de rigor. Es inevitable interpretar este descuido, esta negligencia, como menosprecio. Médicos que se han formado durante años, que han invertido tiempo y dinero para optar a una plaza de formación especializada, se merecen más. No se les puede tratar de cualquier modo.
Hace poco vivimos en Andalucía algo similar en la OEP para Facultativos Especialistas de Área. El examen que se presentó a los opositores de Nefrología correspondía a los de Anestesiología. Los organizadores debieron imprimir el examen sobre la marcha y la prueba empezó con horas de retraso, terminando a horas intempestivas. ¿No nos merecemos más atención? ¿No existen sistemas de control que impidan errores de este tipo? ¿Ni siquiera nos merecemos eso?
El examen MIR garantiza el acceso a la formación especializada en condiciones de igualdad. El modelo tal vez sea mejorable, pero la objetividad, la equidad y la transparencia deben estar siempre garantizadas, y estos rasgos han caracterizado tradicionalmente al MIR. Sin embargo, cuando un examen es utilizado como herramienta arbitraria destinada meramente a seleccionar a los afortunados, se convierte en una lotería.
Los facultativos estamos acostumbrados a estudiar y a competir con nuestros colegas. No queremos nada que no nos hayamos ganado con nuestro esfuerzo. Solo exigiremos aquello a lo que tengamos un derecho legítimo. Tenemos derecho a un examen MIR que refleje nuestros conocimientos teóricos y prácticos, que no nos seleccione por medio de preguntas imprevisibles sobre cuestiones anecdóticas y periféricas, en las que la suerte juega un papel decisivo.
El maltrato de las Administraciones sanitarias españolas hacia los médicos y facultativos en general, cada vez empieza antes. Ya ni siquiera esperan a que accedamos al MIR. Por eso es cada vez más necesario que estemos unidos, que adquiramos conciencia de nuestra fuerza. La sociedad está con nosotros. Lucharemos con su apoyo por la dignidad de la Sanidad y de nuestra profesión.
Comité Ejecutivo del Sindicato Médico Andaluz