Un verano crítico para los médicos del SAS

Afluencia masiva de pacientes por el brote de listeriosis, piquetes que retienen a profesionales contra su voluntad y médicos buscados por la guardia civil, episodios que no pueden volver a repetirse

El brote de listeriosis originado en Sevilla, provincia que concentra a la mayoría de afectados, ha puesto de manifiesto, otra vez, los déficits estructurales del sistema sanitario público de Andalucía y la facilidad con que un asunto como este puede ser instrumentalizado en los medios de comunicación.

Los errores cometidos en el manejo de la crisis por las diversas administraciones deben ser investigados, y sus correspondientes responsabilidades civiles o penales exigidas, pero haríamos bien en distinguir lo sustancial de lo accesorio. Y lo sustancial es que esta crisis ha recaído sobre una estructura sanitaria con graves carencias. Hemos señalado la causa mil veces: Andalucía es la comunidad de España que menos dinero por habitante dedica a sanidad.

A comienzos de verano avisamos de que un número excesivo de ausencias por vacaciones quedarían sin cubrir, pero la realidad ha superado nuestros peores presagios. La falta de sustituciones en atención primaria y en los servicios de urgencias hospitalarias han colocado a nuestro sistema sanitario en una situación límite, que se ha visto agravada por el brote de listeriosis. Solo la enorme profesionalidad y capacidad de sacrificio de los compañeros que se han enfrentado a este problema sanitario han evitado el desastre. Nos conformamos con que, si no se nos quiere reconocer esta labor, al menos no se nos castigue con acciones como las que pasamos a relatar.

El pasado sábado 24 de agosto, en el servicio de urgencias de la localidad sevillana de El Garrobo, se vivió un episodio de extraordinaria gravedad: la médica que acababa de finalizar su guardia fue retenida por un piquete que exigía su permanencia en el centro. La guardia civil acudió para garantizar la integridad física de la compañera, aunque, para su sorpresa, no impidió que siguiera retenida. Este intolerable acto de coacción se debió a que el SAS había suspendido el servicio de urgencias en este punto por falta de médicos. Los instigadores u organizadores de este atropello deben ser identificados y asumir las responsabilidades civiles o penales que correspondan, y el SAS y las fuerzas de orden público deben impedir en el futuro que otro compañero vuelva a pasar por algo similar.

Pocos días antes, a principios del mes de agosto, un compañero de Cañada Rosal, que por error inició sus vacaciones un día antes de lo debido se quedó atónito al conocer, una vez detectado el fallo e incorporado a su puesto de trabajo, que la guardia civil había estado buscándolo en su domicilio. Tratado como un delincuente por confundirse en la fecha de inicio de las vacaciones. No es posible exagerar la indignación que una medida tan desproporcionada ha despertado en el colectivo médico.

Detrás de estos tristes y graves episodios se encuentra la escasez del presupuesto sanitario andaluz. Son las malas condiciones laborales y retributivas las que explican que la tasa de médicos por habitante de Andalucía sea una de las más bajas de España. A esta precariedad se suma ahora la provocada por la reducción de las plantillas, generando un círculo vicioso de consecuencias imprevisibles. El resultado es que los médicos de Andalucía vivimos una situación intolerable que no puede prolongarse por más tiempo. Es cuestión de tiempo, de poco tiempo, que el colectivo médico estalle.

Pero no queremos poner fin a este artículo sin dejar abierta una rendija a la esperanza. Esta nueva Administración ha insistido reiteradamente en la necesidad de mejorar las condiciones de los médicos y el próximo presupuesto contiene un aumento en la partida destinada a Sanidad. Necesitamos que este incremento se traduzca cuanto antes en medidas concretas, como aumentar la retribución de las guardias, poner fin a la discriminación de la exclusividad o abonar los acúmulos de cupo previstos en la Resolución de retribuciones, medidas que atraerán a más profesionales al sistema público. Las soluciones no pueden esperar, porque el invierno volverá a poner a prueba al sistema en unos meses. Confiamos en que la Administración aborde urgentemente los graves problemas estructurales que arrastra nuestro sistema sanitario, pero necesitamos ver medidas concretas cuanto antes para no perder el ápice de esperanza que aún nos queda.

 

Comité ejecutivo del SMS

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