Definitivamente, no vivimos los profesionales médicos andaluces la mejor de las épocas. Venimos de años de recortes, de presión asistencial inasumible, de falta de profesionales, de maltrato sistemático por parte de la Administración, y un largo etcétera.
El año pasado, en diciembre, parecían abrirse las puertas y ventanas del cortijo para que saliera el olor a moho y entrara el aire fresco del cambio. El cambio prometido, nos vendieron. Las mejoras que este cambio traía, nos vendieron. A igual trabajo, igual retribución, nos vendieron. Equiparación del precio de la hora de guardia con la media nacional, nos vendieron. Carrera profesional para el personal temporal, nos vendieron. En el primer trimestre de 2019 habrá cambios, nos prometieron. En octubre 2019 habrá cambios, nos dijeron. En enero 2020 habrá cambios, nos han dicho.
Y se presenta el proyecto de presupuestos de Andalucía y, de todas esas medidas, adivinen lo que viene reflejado en los mismos: NADA. CERO. NI UN EURO.
Vaya, qué sorpresa. Llevamos meses pidiendo a nuestros afiliados y simpatizantes paciencia, diciéndoles que se está negociando una batería de mejoras de las condiciones de trabajo, que esta Administración “nueva” nos escucha y va a atender nuestras reivindicaciones, que se ha abierto una nueva vía de diálogo y se ve la luz al final del túnel.
Pues bien, tan sólo hemos obtenido una cosa este año: mentiras y más mentiras. Excusas y más excusas con promesas que sabían que no iban a cumplir. Probablemente, no tenían intención de cumplirlas en ningún momento. Porque los “nuevos” se parecen mucho a los “viejos”, el “nuevo” régimen se parece mucho al “antiguo” régimen. Sólo se ha producido un hecho real en todo este cambio, y es que los amos del cortijo han cambiado. Pero el cortijo sigue siendo el mismo. Y apesta.