La Sanidad Pública en nuestro país camina sin control ni rumbo desde hace años, con enormes diferencias autonómicas y sin un proyecto claro a medio largo plazo. Esta sanidad accesible, universal y de calidad ¿Tiene los días contados?
La historia reciente nos demuestra que, en muchos aspectos económicos, sociales o de gestión, basta con echar un vistazo a lo que ocurre en EEUU o Centroeuropa para hacernos una idea de qué ocurrirá en nuestro país en los próximos años según el modelo que apliquemos.
De los países europeos, el Reino Unido es el que tiene un sistema más parecido al nuestro, de hecho, el nuestro fue en cierto modo copiado de aquel. Si nos miramos pues en el espejo del Reino Unido veremos que el futuro no es muy halagüeño: los hospitales están saturados, las demoras en AP son muy importantes, el número de camas y médicos por cien mil habitantes es de los más bajos de Europa, existen decenas de miles de vacantes sin cubrir, el acceso presencial al Centro de Salud es complicado y se usan cada vez más unas consultas telefónicas de un bajo nivel de efectividad y eficiencia, el número de médicos ha disminuido mucho en los últimos años y la mayoría son extranjeros que proceden de países con salarios bajos (entre ellos los españoles son los más numerosos).
En Alemania, el sistema se basa en mutuas y seguros privados. La cuota mínima que debe pagar cualquier persona (incluso si está desempleada) está cercana a los 200 € mensuales y además existe copago. Los médicos trabajan de forma autónoma, sus ingresos dependen del número de pacientes, los seguros médicos privados pagan al médico más que el estado y esto provoca que los médicos prioricen a los pacientes con aseguramiento privado y pospongan a las que solo tienen el seguro del estado.
En Francia el estado paga solo el 70 % del coste de la atención médica. El resto debe pagarlo el paciente o haber contratado una póliza de seguro privada que le reembolse este 30 %. Desde 2016 las empresas tienen que ofrecer un seguro médico colectivo obligatoriamente a sus empleados. Los ciudadanos pueden pedir cita con cualquier médico ya que estos actúan como profesionales liberales pero dada la actual escasez de profesionales las citas pueden demorarse semanas o meses. La hospitalización también está sometida a copago y todos los extras como habitación individual, artículos de higiene o ropa de cama deben ser abonados aparte. Los fármacos también han de ser abordados directamente al farmacéutico.
De Estados Unidos no vamos a comentar nada; de sobra es sabido como familias enteras se arruinan por no poder pagar los gastos de una enfermedad sobrevenida.
En general, en Europa faltan médicos y los países que ofrecen menos salario son los que más escasez de médicos padecen. Cada vez crece más el peso del aseguramiento privado y por tanto las diferencias sociales. Existe una sanidad para quien puede pagarla y otra más lenta, menos accesible y confortable para quien solo tiene aseguramiento público (y aun así deben contribuir con copago). Y todo esto ocurre en una Europa que dedica a la Sanidad Pública un porcentaje del PIB mucho mayor que España. En 2021 Alemania dedicaba un 11,02% de su PIB a la Sanidad Pública, Francia un 10,34% y Reino Unido un 9,90%, mientras que España dedicaba tan solo un 7,85%. Si traducimos estas cifras a gasto per cápita en Sanidad Pública el resultado es aún más sonrojante: Alemania 4.730 € al año por habitante, Francia 3.523 € Reino Unido 3.685 € y España 1859 € (en Andalucía no llegamos a 1.300€).
Con todos estos datos, y si nuestros gobernantes no ponen medidas eficaces, aumentan el gasto en sanidad y firman un pacto de estado que rubrique un modelo a 10 años vista previamente pactado, el futuro de nuestra sanidad no diferirá mucho del que nos atrevemos a predecir:
- Se agravará la desertización sanitaria y la escasez de médicos será evidente. Afectará a toda la comunidad, pero será especialmente dramática en algunas zonas rurales especialmente desfavorecidas.
- Los pacientes no podrán acceder a su médico presencialmente o tendrán que esperar semanas para ser atendidos por un enfermero.
- La mayoría de la Atención Primaria y las urgencias estarán en manos de médicos extracomunitarios. Nuestros médicos de alto nivel formativo optarán por trabajar en otros países o en el ámbito privado.
- La mayoría de las consultas de los pacientes serán respondidas por algoritmos (o por enfermería) y solo quienes tengan una póliza privada podrá solicitar ser atendido por un médico.
- Aumentará por tanto el peso de la sanidad privada y la sanidad pública quedará solo para el que no puede pagar una póliza privada.
- El acceso a los estudios de medicina y a la especialización será un “lujo” al alcance de unos pocos privilegiados. Los hijos de las familias más pudientes podrán hacer medicina en universidades privadas.
- El número de fármacos subvencionados disminuirá.
- Las urgencias estarán saturadas y habrá largas esperas para ser atendidos.
- Ser derivado a otras especialidades llevará meses.
- Las intervenciones quirúrgicas y las pruebas complementarias también sufrirán demoras importantes.
- No habrá recursos públicos suficientes para la atención domiciliaria a una población cada vez más envejecida.
- No habrá pediatras fuera del ámbito hospitalario.
Desde el Sindicato Médico luchamos por la recuperación de una Sanidad Pública, gratuita, universal, accesible y de calidad. Exigimos unas condiciones laborales dignas, un trato adecuado, respetuoso y acorde con nuestro nivel académico y un aumento adecuado del número de facultativos.
Porque solo así evitaremos lo que empieza a ser la “Crónica de una muerte anunciada” .
Fuente: SMA