El pasado 5 agosto, la prensa se hacía eco de la preocupación de nuestra organización por la pretensión del SAS de compensar la falta de médicos con personal de enfermería. Solo tres días después, el 8 de agosto, en una entrevista en ese mismo medio, la consejera de Salud, Catalina García, confirmaba nuestros temores.
A la pregunta sobre el compromiso del Gobierno andaluz de garantizar la atención al paciente en Atención Primaria en menos de 48 horas, la consejera precisa que el compromiso no es “que le atienda el médico”, sino “que le atiendan”. Poco después Catalina García afirma con rotundidad que “una persona cuando va al centro de salud cree que le debe atender el médico y no es así”.
En relación con estas consultas de acogida, que es como se denomina a las consultas de enfermería para atender a los pacientes que acuden a Urgencias del centro de salud, la consejera confirma que “la vamos a potenciar avanzando en competencias y protocolos”. Además, sostiene que “en el 52 por ciento de los casos se le ha resuelto el problema” en esta consulta y que “el resto se le deriva a su médico, Urgencias o su casa porque su problema puede esperar”. Gracias a esta consulta se garantiza que “ya hay asistencia en 48 horas porque una persona que llega al centro de salud es atendida”.
La nueva consejera de Salud reconoce el problema de falta de médicos que padece la sanidad pública, pero propone soluciones como “un centro de telemedicina de todas las especialidades en cada provincia”, al que el médico de familia podría llamar para consultar, o contratar más médicos extracomunitarios.
Con sus declaraciones, la consejera de Salud confirma nuestros temores. Aunque nos parece acertado implicar al personal de enfermería en la atención urgente en los centros de salud, esta medida nunca podrá solucionar la falta de médicos. Nuestra experiencia contradice los datos que ofrece la consejera. Las consultas de acogida no solucionan el 53% de los problemas que presentan los pacientes, sino un porcentaje muy inferior. Las citas con el médico de familia siguen sufriendo demoras inaceptables y sus agendas siguen sobrecargadas. El tiempo del que dispone el médico para ver a un paciente sigue siendo insuficiente. La causa de todos estos problemas es la escasez de médicos.
La Atención Primaria no tiene un problema de falta de enfermería. Asignar a estos profesionales funciones tales como evaluar la gravedad de ciertos síntomas, prescribir tratamientos como la insulina o decidir la derivación a Urgencias de un hospital puede tener graves consecuencias para los profesionales implicados, para el sistema sanitario y, lo que es peor, para los propios pacientes. Esta medida raya en el intrusismo profesional y plantea enormes dudas desde el punto de vista de la deontología y la responsabilidad civil ante posibles demandas. Pero, sobre todo, representa un engaño a la población, que será atendida por personal de enfermería cuando acude a ver a su médico.
En cuanto a la propuesta de crear call centers de especialidades hospitalarias para que el especialista en medicina de familia pueda resolver dudas sobre sus pacientes, nos encontramos de nuevo ante un simple ‘parche’ que solo pretende disminuir las derivaciones al hospital. Aunque la atención telefónica y unas interconsultas más ágiles pueden contribuir a agilizar la asistencia sanitaria, en este caso nos encontramos ante simples improvisaciones destinadas a eludir el problema de fondo, que no es otro que la incapacidad del sistema sanitario público para atraer y fidelizar a los médicos.
La sanidad pública andaluza se está quedando sin médicos. No es que no haya médicos, es que cada vez menos quieren trabajar en el sistema público. Tenemos datos precisos que confirman que en los últimos años el número de médicos de diversas especialidades ha aumentado en Andalucía, mientras que su número en la sanidad pública andaluza ha disminuido. Los médicos se marchan fuera de Andalucía o a la sanidad privada. Es absurdo proponer que se aumenten las plazas de MIR de Medicina de Familia cuando buena parte de las que se ofertan quedan vacantes a causa de la precariedad que soporta esta especialidad. Causa desazón que se proponga traer a médicos extracomunitarios cuando desde hace años existe un goteo constante de médicos españoles que se marchan a Europa. Proponer consultas de enfermería para paliar este desastre es engañar a la población.
Asistimos a un agravamiento del deterioro de la sanidad pública andaluza que comenzó hace años con la anterior Administración. Nada ha cambiado con la nueva. El grave problema de la escasez de médicos es eludido por nuestros gestores sanitarios y parcheado con supuestas “soluciones” que en realidad no son más que burdas improvisaciones. En lugar de fidelizar e incentivar al médico, se le menosprecia y atosiga con cargas de trabajo inasumibles y responsabilidades crecientes. Si las cosas no cambian, en unos años solo podrá recibir asistencia médica el que pueda pagar por ella en el ámbito privado.