Incoherencia, electoralismo… ¿y algo más?

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, firmó el pasado 13 de marzo, en el Palacio de San Telmo, su tercer Pacto Social con los sindicatos UGT y CCOO y la Confederación de Empresarios de Andalucía. Este pacto contiene una importante partida para Atención Primaria, cuyo presupuesto subiría hasta el 25% del gasto sanitario y alcanzaría los 3.370 millones de euros.

La capacidad de la política y de cierta forma de sindicalismo para causar vergüenza ajena no deja de sorprendernos, como demuestra de manera incontestable esta noticia. Los mismos sindicatos que firman este Pacto rechazaron el 2 de marzo, en la Mesa Sectorial de Sanidad, uno que incluía esta misma subida del presupuesto en Atención Primaria. ¿Qué ha cambiado en solo 11 días para que ahora aprueben lo que hace poco rechazaban? Nada… que se sepa.

Estos mismos sindicatos ahora aceptan complacidos las explicaciones del SAS, que sostiene que solo piensa externalizar la medicina de Atención Primaria en caso de “catástrofe o insuficiencia”. Pero si insuficiencia equivale a contar con plantillas médicas tan mermadas que hay que atender a 60 ó 70 pacientes por consulta, entonces el SAS podría concertar estas consultas con la privada mañana mismo. Aunque es posible que ni a estos sindicatos ni al SAS les preocupe la sobrecarga de las consultas médicas. De hecho, en la misma mesa sectorial del 2 de marzo de la que hablábamos, estos sindicatos rechazaron el acuerdo para limitar las agendas de las consultas médicas. Cuestión de prioridades.

Sorprende el brusco cambio de actitud de unos sindicatos que han pasado de incendiar las redes con acusaciones de privatización de la Atención Primaria, a escenificar su entendimiento con una Administración cuya sensibilidad con el sector público ahora apoyan conmovidos. Sorprende, sí, aunque no más que su clamoroso silencio durante los años en que Andalucía, bajo un Gobierno de otro color político, concertaba gran parte de la sanidad pública con centros privados. No había entonces, por lo que se ve, peligro de privatización de la sanidad. No es difícil imaginar qué se oculta tras estos sorprendentes giros de guion. Tampoco cuesta ver su relación con el hecho de que esta Administración se niegue a crear la mesa de la Función Pública para los funcionarios, en la que nuestro Sindicato sí estaría presente.

Es lamentable que nuestro presidente se vanaglorie de firmar un Pacto con importantes mejoras para la Atención Primaria, mientras su equipo retrasa sin fecha concreta la implantación del acuerdo alcanzado con el Sindicato Médico Andaluz para limitar las agendas de los médicos de Atención Primaria. Sí, el mismo acuerdo que UGT y CCOO se negaron a aprobar en la mesa sectorial. Mientras dedica ingentes recursos al programa de la consulta de acogida, esta consejería de Salud mantiene a los médicos de Atención Primaria en el olvido, en el que ahora cuenta con cómplices imprevistos. Causa desazón comprobar que inconfesables intereses espurios lastran el destino de la medicina de Atención Primaria. Provoca abatimiento que la incoherencia, cuando no el más burdo cinismo, pueda exhibirse con semejante desvergüenza. Solo nos queda esperanza en la certeza de que lo acabarán pagando.

Comité Ejecutivo del SMS

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