Desde hace algunos años, el SAS ofrece contratos a los médicos que terminan la especialidad para retenerlos en el sistema sanitario público. En la Atención Primaria de Sevilla, las ofertas correspondientes a 2023 finalizaron el pasado 22 de mayo con las plazas de Pediatría. Tanto en este caso como en el de los Médicos de Familia el procedimiento ha resultado un fracaso.
La oferta a los Médicos de Familia ha constado de tres fases. Las plazas se han ofrecido en primer lugar a los facultativos con contratos temporales que están activos en la Bolsa, para darles la oportunidad de mejorar su destino. A continuación, se ofertaron a los temporales que no están activos en Bolsa y, por último, a los médicos que acaban de obtener la especialidad.
Pues bien, de las 186 plazas ofertadas en Medicina de Familia, 65 han sido ocupadas por médicos con nombramientos temporales, que ya estaban trabajando en el SAS. De las 121 restantes, solo 26 han sido ocupadas por alguno de los 58 nuevos especialistas. Es decir, 32 de ellos, un 62%, han renunciado a trabajar en Atención Primaria.
El caso de los Pediatras de AP es aún más sangrante. El SAS ha optado por ofrecer las 104 plazas disponibles a los especialistas recién formados. Los Pediatras con nombramientos temporales no han tenido la oportunidad de participar en el procedimiento para mejorar sus condiciones laborales, a pesar de que la mayoría de ellos lleva desde principios de año enlazando contratos de un mes. Y aun así, ni uno solo de los 23 nuevos Pediatras de la provincia de Sevilla ha aceptado la oferta. Las 104 plazas han quedado vacantes y los Pediatras con nombramientos temporales continuarán renovando mes a mes.
En resumen, la oferta de plazas de Medicina de AP a los nuevos especialistas se ha saldado con 26 nuevos contratos, cuando en el último año se han jubilado 44 médicos. 55 facultativos, más del doble de los que han aceptado, han rehusado trabajar en AP. La conclusión es evidente: la Medicina de AP avanza imparable hacia el colapso ante la negligente pasividad del SAS.
Mucho nos tememos que, ante el desastre, el SAS volverá a esconderse tras consignas vacías y burdas excusas. Nos volverá a decir que no hay médicos en Bolsa, mientras potencia la contratación de personal de enfermería. Se negará a reconocer la precariedad laboral y retributiva que sufre la Medicina de AP y a adoptar medidas para paliarla, como si su inacción fuera ajena a su hundimiento.
Pero la realidad es invulnerable a la propaganda. Las plantillas de facultativos de AP seguirán reduciéndose mientras el SAS se niega a hacer nada por evitarlo. Dentro de poco, muchos Centros de Salud no podrán ofrecer atención médica. El daño al sistema sanitario público será entonces imposible de revertir. Nadie podrá decirnos que no avisamos.