La reducción de las sustituciones de facultativos este verano en el SAS es la mayor que se recuerda. La planificación del periodo estival fue deficiente y tardía, y las consecuencias de esta mala gestión ilustran el enorme reto al que debe hacer frente la nueva consejera.
En Atención Primaria, las plantillas médicas han sufrido una reducción generalizada de un 30 a un 50%, tanto en Medicina de Familia como en Pediatría. La demora en las citas se ha disparado, lo que se traduce en un aumento de las urgencias. En la mayoría de los centros resulta imposible cubrir no ya las consultas de tarde, sino incluso las de mañana, así como las guardias. Los médicos deben cubrir en la misma jornada consultas programadas y urgencias, tanto en Equipos Móviles como fijos. El trabajo ininterrumpido durante guardias de 24 horas resulta extenuante.
En el caso de los Hospitales, la sustitución de facultativos también ha sido muy inferior a la de años anteriores, lo que se traduce en una sobrecarga laboral generalizada. Destaca la presión sobre los Servicios de Urgencias, donde las sustituciones de médicos se han visto especialmente reducidas, pese a que absorben la demanda asistencial que desborda la Atención Primaria.
La situación es particularmente grave en zonas de costa. Hay localidades turísticas cuya plantilla médica se reduce a la mitad mientras la población se multiplica por diez. Muchas de estas localidades se quedan sin puntos de urgencias en horario de tarde y noche, lo que obliga a los pacientes a realizar grandes desplazamientos para recibir asistencia médica.
En los últimos años desde la Consejería de Salud se ha apelado reiteradamente a la escasez de médicos para explicar la crisis que vive el SAS, pero los ciudadanos esperamos que nuestros gobernantes nos ofrezcan soluciones, no excusas. En los orígenes del declive de la sanidad pública se encuentran la precariedad laboral y el agravio retributivo de los médicos de AP, la incapacidad para actualizar la Bolsa de empleo, la falta de recursos de la medicina hospitalaria, la falta de incentivos para los puestos de difícil cobertura, o el hecho insólito de que muchos médicos sigan renovando sus contratos mes a mes.
El SAS se ha mostrado incapaz de retener a los médicos en el sistema público. El incremento de plantilla de los últimos años ha correspondido principalmente a la enfermería. Los médicos hemos sido ignorados. El aumento del gasto sanitario ha coincidido con un incremento de las listas de espera y del retraso en las citas médicas. ¿De qué sirve incrementar la inversión y la plantilla si no mejora la asistencia médica de la población?
El déficit de médicos lastra el funcionamiento de los centros sanitarios de toda Andalucía. Hay servicios que funcionan con refuerzos de facultativos desplazados de otros centros. La precarización que esto conlleva alentará la salida de más médicos de la sanidad pública.
Estos son los retos que tiene ante sí la nueva consejera, a la que ofrecemos nuestra disposición al diálogo y la negociación. Su nuevo equipo debe actuar con rapidez y decisión para revertir la difícil situación que vive la medicina pública andaluza.
Comité Ejecutivo del SMA