Las urgencias hospitalarias de Sevilla están al borde del abismo. Camillas en los pasillos, salas de espera abarrotadas, pacientes que aguardan horas para ser atendidos… El sistema sanitario muestra las grietas de una crisis perpetua que amenaza con desbordarse.
La alarma no deja de sonar
La temporada de infecciones respiratorias ha comenzado, trayendo consigo un incremento acelerado de casos de COVID-19, gripe A y B, y otros virus respiratorios. Las próximas semanas prometen un panorama aún más sombrío. Mientras tanto, el Plan de Alta Frecuentación, presentado por la Consejería de Salud como la solución para «proteger la salud pública», se queda en una declaración vacía ante la realidad en los hospitales sevillanos.
El problema trasciende el invierno. Décadas de decisiones erróneas y falta de inversión han consolidado una crisis estructural:
• Demanda imparable: envejecimiento de la población, auge de enfermedades crónicas y saturación en Atención Primaria.
• Recursos insuficientes: plantillas médicas claramente escasas—agravadas por la preferencia de la Consejería de Salud por priorizar contrataciones de enfermeros sobre médicos—, infraestructuras desbordadas y equipos obsoletos.
Un sistema que se desmorona
Las consecuencias de esta situación son devastadoras. Tiempos de espera interminables, pacientes obligados a recibir atención en condiciones indignas, agresiones crecientes a los profesionales sanitarios y, lo más grave, un mayor riesgo de complicaciones médicas.
Las unidades de cuidados intensivos y las plantas de hospitalización no son inmunes a este colapso. Aunque el Hospital Muñoz Cariñanos ha reabierto parcialmente algunos espacios, estas medidas son insuficientes para afrontar una demanda que no deja de crecer.
El impacto humano es desgarrador. Pacientes en situación de estrés y ansiedad, profesionales quemados por la falta de apoyo y la sobrecarga de trabajo, y una comunidad sanitaria expuesta a agresiones físicas y verbales, alimentadas por la desidia de las instituciones.
Es hora de actuar
La crisis no admite más demoras ni excusas. La solución requiere compromiso y medidas concretas:
• Inversión inmediata en personal médico e infraestructuras modernas.
• Condiciones laborales dignas, con horarios flexibles, formación continua y reconocimiento al esfuerzo de los profesionales.
• Fortalecimiento de la Atención Primaria, mejorando los sistemas de triaje y fomentando un acceso más eficiente al sistema.
• Promoción de la vacunación del personal sanitario, para minimizar bajas durante las temporadas de alta incidencia.
• Educación sanitaria para los ciudadanos, concienciándolos sobre el uso adecuado de los servicios y la importancia de acudir primero a Atención Primaria.
• Implementación de tecnología innovadora, que optimice la gestión de recursos y los flujos de pacientes.
Un futuro para la sanidad pública
La crisis en las urgencias no es un destino ineludible, sino el resultado de decisiones que se pueden y deben corregir. Con voluntad política, inversión adecuada y la colaboración de todos los actores—gobierno, profesionales sanitarios y ciudadanos—es posible revertir esta situación.
Sevilla y Andalucía merecen un sistema sanitario eficiente, justo y capaz de responder a las necesidades de su población. La salud no puede esperar, y cada día perdido agrava el problema. Con decisión y esfuerzo conjunto, es posible construir un sistema más fuerte y resiliente.
Es ahora o nunca. La salud de todos está en juego.
Sindicato Médico de Sevilla