Nueva amenaza de muerte a un médico en un centro sanitario de San Juan de Aznalfarache

Este sábado se ha vivido una nueva agresión a un médico en un centro sanitario de San Juan de Aznalfarache, donde un paciente ha amenazado de muerte al profesional sanitario por no atender este a la petición de recetar benzodiacepinas.

Concretamente, el agresor instaba al facultativo a que le recetara “lorazepam y clonazepam”, benzodiacepinas relacionadas con la fabricación del ‘Karkubi’, también conocida como ‘droga de los pobres’ o ‘ampolla roja’, entre otros sobrenombres, y cuyo ingrediente principal es el medicamento ‘Rivotril’. El objetivo de los que buscan hacerse con este medicamento no es otro que la fabricación de esta sustancia psicoactiva que se mueve en el mercado negro y que está generando un impacto negativo en la seguridad pública, la salud y la violencia en los entornos médicos.

Ante la negativa del médico a la petición, el agresor se abalanzó contra él con intención de agredirle o, al menos, escupirle, profiriendo numerosos insultos como “maricón de mierda” y amenazando con darle un paliza en la calle “porque se tiene que morir”. Tanto los insultos como las amenazas de muerte fueron escuchadas por los pacientes que esperaban en la sala de espera, cursando el médico la correspondiente denuncia ante las autoridades y planteándose desde el centro sanitario hacer una denuncia conjunta ante las reiteradas agresiones.

Y es que, lamentablemente, no es la primera vez que un facultativo de este centro de San Juan de Aznalfarache tiene que vivir una situación de peligro, poniendo aún más en evidencia si cabe la falta de seguridad que se vive en los centros de salud de la provincia de Sevilla.

Ante esta constante situación de peligro e indefensión de los médicos, desde el Sindicato Médico de Sevilla exigimos una vez más que se tome medidas por parte de las autoridades sanitarias, implementando de una vez por todas medidas de seguridad efectivas y reales en todos los centros de salud, con sanciones efectivas que disuadan a los potenciales agresores de ejercer violencia alguna contra los profesionales sanitarios. Cabe recordar, en este sentido, la promesa desde la Consejería de Salud de implementar personal de vigilancia y seguridad en el centro y que después de seis meses sigue sin ser una realidad.

Del mismo modo, se pone en evidencia la importancia de denunciar cualquier tipo de agresión, verbal o física, siguiendo las recomendaciones de los interlocutores policiales.

Porque la seguridad laboral de los facultativos en su puesto de trabajo debe ser una prioridad, ¡ni una agresión más!