Reorganización de Atención Primaria en Sevilla capital. Desenlace final.

El refrán que dice “aquellos polvos trajeron estos lodos” cobra hoy máxima actualidad.

Que la reforma de la Atención Primaria no se hizo bien ……. ¡Ya lo sabemos!

Que al principio se despilfarró y después no había un duro …… ¡también!

Que la reforma en Sevilla capital llegó demasiado tarde … ¡nadie lo discute!

Que hacer de Sevilla una zona básica única es una barbaridad ….. ¡y gorda!

¡Pues con estos bueyes aramos, queridos compañeros!.

 

Se hizo la transformación de los ambulatorios en centros de salud limitándose a cambiar el rótulo de la fachada y el horario a los médicos. Sin inversión, sin planificación, sin rumbo.

 

Los centros de Sevilla pertenecían a varios Distritos. Algunos exclusivamente urbanos – sin transformar – manteniendo la estructura antigua de “cupo y zona”, otros incluían zona urbana y rural, manteniendo unos en “cupo y zona” y transformando otros en zonas básicas de salud. Incluso hubo centros que se reconvirtieron al tiempo que mantenían los SNU (servicios normales de urgencia). Todo un mosaico de sistemas que a buen seguro hacían las delicias de los que tenían que confeccionar las nóminas.

 

Para liar más la guita, se comenzaron a fusionar distritos y Sevilla quedó entre el “Sur-Guadalquivir-San Juan” el “Este-Oriente” (valga la redundancia) y el “Macarena-Carmona”.

 

Como quiera que la capital seguía sin reconvertir, sus plazas no podían ofertarse ni a Provisión (traslado) ni a Oposición, por lo que los problemas quedaron para más tarde y cuando se reconvierte, alguien tiene la brillante idea de constituir un Distrito Sevilla. ¡Bien!. Pero tiene otra idea y esa ni brilla ni reluce.

 

Se le ocurre convertir Sevilla en una sola zona básica de salud con 32 centros (ahora ya 34). Y se hace un concursillo de acoplamiento y luego un traslado y luego una oposición.

 

Y los médicos que quieren venirse a Sevilla, no vienen a Triana o a la Macarena o al Centro, vienen a “Sevilla” y Sevilla llega desde San Jerónimo a Bellavista y desde el Cachorro a Torreblanca.

 

Pero había que acoplar, trasladar y dar posesión a los nuevos y se hizo. Y ahora hay que seguir transformando el mapa y hay que cerrar centros que son de alquiler para ocupar centros propios y hay que abandonar centros viejos para ir a otros nuevos y hay que acercar los centros a la población para que la gente no tenga que desplazarse lejos para ser atendidos.

 

Y hay centros que se cierran y se trasladan todos a un local diferente (no hay problemas) hay centros que se crean nuevos y “roban” población a los de alrededor y eso conlleva que en los centros que pierden población sobran médicos y en el nuevo faltan. Como nos movemos en una ZBS la empresa mueve trabajadores de donde sobran a donde faltan, sin contravenir la normativa y dentro de su ámbito potestativo, siempre que las decisiones que tome estén suficientemente motivadas.

 

Hasta ahora había sido así, pero la reorganización actual tiene excesivas complicaciones porque afecta a muchísima población, afecta a 41 médicos de familia y 8 pediatras y afecta a 11 centros.

 

La dirección del Distrito ha tomado decisiones que, en algunos casos coincide con las tomadas en casos anteriores y son entendibles, pero al ser tan complicada la reordenación, hay situaciones que se resuelven de forma difícilmente entendibles y que han dado lugar a la contestación de los profesionales afectados.

 

Pero la cosa no va a quedar aquí, porque si en esta tacada desaparece Pumarejo y se adelgazan otros siete, más adelante, cuando se vayan abriendo El Arenal y Los Jardines de Murillo, nuevamente nos veremos abocados a otro “meneo” y todavía hay que cerrar Marqués de Paradas, Gonzalo Bilbao, Mallén, La Campana y algún otro.

 

¿Qué papel juega el sindicato en todo este desaguisado? … Poco podemos hacer, pero procuramos aportar nuestro punto de vista, que consideramos más sensato que el de la administración. Porque no podemos hablar de negociación sindical, ya que el Distrito se limita a informar y si acaso a escuchar, pero no negocia. El marco jurídico es limitado pues el mapa sanitario es el que hay (lo tenemos impugnado), la propiedad de la plaza llega hasta la ZBS, sin especificar el lugar físico de trabajo, el “cupo” es un concepto retributivo y la administración te cambia los “clientes” a su antojo siempre que no te aumente o disminuya el cupo de forma desproporcionada.

 

Podríamos entrar a vigilar que los cambios los adecuen a un baremo de méritos, igual que ocurre en los acoplamientos, pero la administración tiene su propio baremo, no lo modifica y esto es lo que hay.

 

Por todo ello, nuestros representantes en la reunión de hoy, tras asistir a varias reuniones maratonianas y al no poder llegar a un acuerdo, se han levantado de la mesa con las manos vacías y la cabeza alta.

 

Lo que hagan o dejen de hacer no es achacable a un acuerdo sindical. Al menos no con nuestro sindicato y la responsabilidad es exclusivamente de la dirección del Distrito.

 

¡La libre elección de médico ha muerto! ¡Viva la burocracia!

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