Hace unos días el presidente de la Junta y el alcalde de la ciudad inauguraban en Sevilla un monumento a los trabajadores de la sanidad por el esfuerzo realizado frente a la pandemia de covid. Por las mismas fechas, esos mismos trabajadores hemos cobrado el complemento de productividad o CRP con el que el SAS “premia” el esfuerzo realizado durante el pasado año y el logro de los objetivos fijados con antelación.
Es evidente que durante la pandemia ha sido imposible alcanzar otro objetivo que no fuese intentar salvar la vida de la multitud de enfermos de covid que saturó nuestro sistema sanitario, y no morir en el empeño. La pretensión de evaluar la labor de los profesionales durante 2020 basándose en objetivos que ignoran la catástrofe de la pandemia es ridícula. Por otra parte, resulta mezquino escatimar a los profesionales parte de su productividad en un año en que el sobresfuerzo colectivo justificaba sobradamente el abono del 100% de la productividad, como pedimos desde el Sindicato Médico.
Para nuestra sorpresa, el SAS no solo se ha negado a pagar el 100% de la productividad, sino que ha ido aún más allá asignando puntuaciones especialmente bajas a los centros, de tal modo que, incluso obteniendo la máxima nota, el profesional solo recibirá una pequeña fracción de la productividad, lastrado por la mala nota del centro donde trabaja o de su unidad asistencial. De hecho, el SAS ni siquiera ha proporcionado a los sindicatos el listado del CRP, quizás con la pretensión de que su recorte encubierto pasase desapercibido.
Volvemos a constatar que, para la Administración, no importa su signo político, los médicos no somos más que “recursos” a los que exprimir y maltratar con gestos como este infame recorte del CRP, aunque ante la sociedad se pretenda ocultar el atropello con gestos hipócritas y discursos plagados de vacía y cínica retórica.
Comité Ejecutivo del SMS