Réplica del Dr. Rafael Ojeda a las declaraciones del Dr. Antonio Castro en ABC de Sevilla

Las desafortunadas declaraciones a ABC del Dr. Antonio Castro, director gerente del hospital Virgen Macarena, asegurando que los médicos del SAS «están bien pagados» solo tienen dos explicaciones: o bien el Dr. Castro desconoce la realidad de los médicos a los que dirige, o bien es insensible a la precariedad de sus condiciones laborales. En ambos casos, el Dr. Castro está desautorizado para seguir al frente de uno de los hospitales más importantes de Andalucía.

Para los médicos es duro aceptar tasas de temporalidad tan altas que han merecido el reproche de la Unión Europea, los sueldos más bajos de España, turnos de trabajo penosos y mal retribuidos o la ausencia de una carrera profesional efectiva, por citar solo algunos de las fuentes de nuestra insatisfacción, pero es mucho más duro constatar que, en opinión de un gerente del SAS, nos quejamos sin motivo.

Es un hecho que los médicos andaluces estamos mal pagados. Cuando se le pregunta sobre esta cuestión, el Dr. Castro responde, retóricamente: “¿Bien pagado en comparación con quién: con otro médico de otro país?”. Pero la respuesta es simple. Estamos mal pagados en comparación con todos lo médicos del mundo desarrollado, incluido el resto de los médicos de nuestro país. Los médicos andaluces somos los que menos cobramos de toda España por la sencilla razón de que Andalucía es la comunidad autónoma que menos invierte en sanidad y la que peor trata a sus profesionales.

No tenemos que compararnos con otros países para constatar que estamos mal pagados, pero esa comparación es instructiva. Los compañeros que se han marchado a trabajar en el extranjero no solo van buscando mejores sueldos, van buscando también respeto y dignidad profesional. Tiene razón el Dr. Castro cuando afirma que en otros países que pagan mejor el coste de la vida es también es mayor, pero entonces, ¿por qué se van allí los médicos andaluces? Se lo diré, Dr. Castro: huyen del menosprecio y el daño moral que gestores como usted les infligen.

En cuanto a la marcha de muchos compañeros de la sanidad pública a la privada, el Dr. Castro simplemente lo niega. Pero sus palabras son desmentidas por la realidad: cada vez más médicos dejan la sanidad pública para trabajar en la privada. Ello no significa que no haya buenos médicos en la pública, pero sí que muchos de ellos encuentran más posibilidades de desarrollo profesional en la medicina privada. Eso se debe, por cierto, a que muchos pacientes piensan lo mismo y cada vez son más los que suscriben pólizas privadas para compensar las deficiencias de la sanidad pública, algo que representa una fuente inaceptable de injusticia social. Nunca antes, desde que disponemos de un sistema sanitario público universal y gratuito, médicos y paciente habíamos considerado superior la medicina privada. Resulta irónico que un partido que se presenta como el mayor valedor de la sanidad pública se haya convertido, a fuerza de deteriorarla, en el mejor aliado de los seguros privados.

En cuanto a la posibilidad de compatibilizar el ejercicio público y privado de la profesión, el Dr. Castro debería saber que Andalucía es una de las pocas comunidades que castiga a los médicos que trabajan en la privada fuera de su jornada en la pública privándolos de un importante complemento salarial. Es verdad que, aun así, muchos compañeros compatibilizan el ejercicio de su profesión en ambos ámbitos, pero ello no se debe precisamente a las facilidades que les ofrece el SAS.

El Dr. Castro niega que la sanidad pública andaluza esté politizada. Niega que sea necesario tener carné del PSOE para acceder a los puestos de gestión en los centros públicos del SAS. Sostiene que quien afirme tal cosa desconoce la sanidad pública y lo reta a que aporte pruebas. Pero todos los que conocemos la sanidad pública sabemos que en el SAS es imposible acceder a ningún puesto de responsabilidad, por bajo que sea su nivel, sin demostrar lealtad absoluta a sus dirigentes políticos. Este es, de hecho, uno de los problemas estructurales más graves que afronta nuestro sistema sanitario, pues genera ineficiencia en la gestión y desincentiva a los profesionales, que comprueban cada día cómo el acceso a los puestos de responsabilidad de carácter clínico depende más de sus preferencias políticas que de su valía como médicos. Pero ya que el Dr. Castro habla de aportar pruebas, lo tiene muy fácil: puede hacer público su currículum y demostrar que si ha llegado a gerente del Virgen Macarena es por sus méritos y no por sus afinidades políticas.

Las declaraciones del Dr. Castro representan el resumen perfecto de los desprecios y humillaciones que los médicos del SAS llevamos años soportando. Solo la ignorancia o el sectarismo pueden explicar estas insultantes declaraciones. Solo su dimisión o su cese pueden reparar el daño causado.

Dr. Rafael Ojeda

Presidente del Sindicato Médico de Sevilla

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