El pasado 5 de diciembre, en el Hospital Universitario de Valme, un compañero facultativo sufrió todo un repertorio de insultos y amenazas por parte de un energúmeno que, previamente, había hecho un recorrido de voces y golpes en las puertas en el espacio que media entre el departamento de Farmacia y las consultas de infeccioso y, por supuesto, tras amenazar también al farmacéutico que lo atendió.
El agresor había dejado de acudir a sus citas médicas y revisiones en las que se le hacía un imprescindible seguimiento y control de la medicación por parte de su especialista como único medio para evaluar la evolución, resultados en el organismo y necesidad o no de modificar dosis. Como consecuencia, el departamento de Farmacia le indicó que debía pasar por su médico antes de prescribir el fármaco, lo que, lejos de ser entendido y apreciado por el usuario, encendió todas sus iras e inclinaciones violentas.
De esta forma, el agresor agarró al médico por la mano cuando este intentó saludarlo como hacía habitualmente, para después tirar de él con intención de agredirlo. El facultativo tuvo que refugiarse en la consulta, junto con otra compañera, y no abrió hasta que acudieron los agentes de seguridad del centro, que impidieron daños mayores.
Ya en presencia de los agentes, el agresor profirió varias amenazas de muerte y menosprecio a su médico, rechazando seguir los necesarios controles y revisiones de la medicación y rompiendo sus documentos de citas y controles analíticos. Posteriormente, abandonó las instalaciones acompañado de los agentes de seguridad.
Por su parte, el facultativo, que fue acompañado y asesorado por su delegado del Sindicato Médico, cumplimentó el documento de incidentes en el trabajo, así como la comunicación de agresiones y presentó la correspondiente denuncia ante la Policía Nacional.